EL AROMA DE LA CALMA Y LA TRANQUILIDAD. La Lavandula, LAVANDA, pertenece a la familia de las Lamiáceas y es originaria de los países mediterráneos. Su nombre viene de la palabra “lavare” (lavar), ya que en la antigüedad se usaba en los baños para conseguir que éste fuese mucho más relajante y ayudara a conciliar mejor el sueño. Contiene taninos, aceite de alcanfor y flavonoides, propiedades muy beneficiosas para la salud. Se usa para combatir el estrés, la ansiedad y el insomnio. Es un arbusto perenne, que requiere de muy pocos cuidados, necesita mucho sol directo para su buen crecimiento y desarrollo y el riego ha de ser moderado. Es una planta muy rústica y aguanta muy bien la sequía tan característica en nuestra zona. Tiene un porte muy decorativo, sobre todo durante su floración en los meses de verano, llenándose de sus alargadas espigas lilas. ¿Alguna vez habéis visto campos sembrados de esta hermosa planta? Si el simple hecho de observar estos mares lilas nos hipnotiza y relaja, imaginaros el poder de su deliciosa tisana cultivada en el jardín.