Helianthus annuus, GIRASOL, viene de la familia de los Asteraceae y su origen data del 3.000 AC, en Centro América y Norte América, donde lo usaban las tribus indígenas para moler su semilla y así hacer tortas, y extraer su preciado aceite. Su nombre está compuesto por dos palabras, Helios (sol) y Anthos (flor).
Cuenta la leyenda griega, que la joven ninfa Clytie estaba locamente enamorada del Dio Sol, Apolo. Ella siempre lo seguía allá donde iba, pero su amor nunca fue correspondido, tanto fue su dolor y su pena que la joven murió y se convirtió en esta bella flor, por eso siempre mira incansable a su amado sol, desde su salida hasta el ocaso.
Según estudios, se ha comprobado que esta flor solo gira cuando es joven y fuerte, cuando llega a su madurez se queda fija mirando hacia el este. Asientan su mirada, ya lo han visto todo, y no necesitan más ocasos, solo ver el inicio del día, de la vida, con la vista fija hacia el horizonte naciente, renovados por la experiencia de toda una vida.
Si quieres regalar algo a alguien que persigue una nueva meta en su vida esta flor es la ideal, ya que aporta luz y energía y es símbolo el amor y admiración.