Día 79.- La fascinante suculencia de Las Piedras con Fernando Buenache
Es difícil expresar con palabras lo que el corazón siente, nuestro viaje hace hoy su última etapa, podíamos elegir cualquier lugar para culminarlo, y por eso hemos elegido este, si no el más, uno de los sitios más especiales y auténticos donde hemos estado nunca, estamos hablando de un lugar… encantado, sí, esa es la palabra, encantado. Se encuentra en un pequeño pueblo, a unos 18 km de Cuenca, a 1.257 m de altura, en Buenache de la Sierra, aquí hay un,… cómo diría…? ¿un bar, un mesón, un restaurante?, bueno, aquí encontramos, La Casa de Fernando, sí, su hogar y el de todos, porque así te sientes cuando decides abrir su puerta y sentarte,… a tomar algo creías, pero te ves envuelto en un mundo de fantasía, un mundo de piedra que te corta la respiración y te adentra a un mundo de sueños, de magia, de ilusión.
Sentados aquí en las pedrizas, oímos al viento dar vida a cada lámpara de yeso, a cada pájaro y a cada flor de piedra, como en un cuento de hadas todo cobra vida y movimiento. El fuerte viento nos sopla en la cara y nos agita el cabello, las ramas de los árboles juegan con cada ser de este templo de piedra y madera, parecen hacerse competencia, a ver quién tiene más vida, a ver quién se eleva con más fuerza. En su terraza no faltan tampoco las suculentas, la Sempervivum, aquí hace gran honor a su nombre, pues en un clima tan extremo como este, es increíble que puedan sobrevivir y dar siempre lo mejor de ellas, por supuesto, a estas también las encontraréis en La Fira de Cocentaina pasado mañana.
Pues bien, esta es nuestra última parada antes de regresar a casa, aquí sentados a la mesa con nuestro amigo Fernando, todo un ejemplo de amor y respeto por todo lo que la palabra NATURALEZA conlleva. Con unos principios y unos valores dignos de respeto, admiración y ejemplo. Gracias Fernando por tu berrinche y tu locura, gracias.