Día38

Día 38.- Llegada a Hong Kong con el Sandokan de Cádiz
 
Y así de esta manera tan increíble surcábamos los mares, a veces embravecidos, a veces calmados, a veces arriba de la ola, a veces debajo como la mismísima vida, pues qué es la vida sino una sucesión constante de viajes llena de increíbles relatos, tantos y tan variados como estrellas en el cielo del Mar de Filipinas, y que con tan sólo 13 años atrapó de forma irreversible a nuestro protagonista de hoy , este chaval sin saberlo sería muchos años más tarde la figura en la que el escritor italiano Emilio Salgari se basaria para crear al famoso y ficticio personaje Sandokan. Pero el «Tigre de Malasia» existió de verdad y se llamaba Carlos Cuarteroni Fernández, nació en Cádiz el 19 de Septiembre de 1816 y con 21 años después de muchísimos viajes entre España, Filipinas y todo el Suroeste asiático recibió el título de Capitán de Barco de la Marina Sutil, en Filipinas.
Fue comerciante y buscador de perlas, incluso de tesoros, llegando a encontrar después de más de un año de búsqueda el gran tesoro de un barco inglés naufragado, el cual, icluso repartiéndolo con los marineros supervivientes de aquel naufragio lo hizo inmensamente rico y… ¿sabéis lo más increíble de esta historia? Que con ese dinero se dedicó a comprar y liberar a los esclavos allá por los puertos que llegaba con su goleta llamada Mártires de Tonkin y con su tripulación de 27 valientes y fieles filipinos….y su historia sigue por Boneo, Malasia y Java, cartografiando sus costas, selvas e islas, por sus viajes a Cádiz y a Roma, con Sultanes, piratas, esclavos y hasta con un Papa….y mucho, mucho más….
De esta manera y a bordo de la Goleta Mártires del Tonkin capitaneada por una de las figuras más nobles y heroicas de España llegábamos a Hong Kong y después de un fuerte abrazo nos despediamos de nuestro verdadero y auténtico Sandokan al que dedicamos esta publicación y recuerdo.
Y allí a las afueras de la incipiente urbe, cubriendo un viejo muro de piedra nos saludaba con los rojizos tonos otoñales el Sedum tetratinum o Sedum chino para los amigos, suculenta tapizante muy vigorosa y fácil de mantener, de la misma familia que describimos nuestro primer día de viaje, ¿veis? aún estando en la otra parte del mundo tenemos personas y plantas muy cercanas. Recogemos unos cuantos tallos y nos dirigimos hacia la pensión, es tarde y cae la noche con sus tenebrosas sombras chinescas.