Día37

Día 37.- De Singapur a la Conchinchina con la planta hormiga.
 
Nuestro vapor, el chirriante Rangoon partía del puerto de Singapur con las bodegas cargadas de carbón y de pasajeros venidos de todos los lugares del mundo, hindús, árabes, africanos, chinos, malayos, europeos, ya en 1872 el tráfico de personas y mercancías por esta parte del mundo era una constante, la época dorada del comercio, la exploración y de toda clase de posibilidades llevaba varias décadas abriéndose, y la riqueza natural y humana de estas regiones eran un filón que a pesar de las enfermedades, fiebres y animales salvajes acechando nadie se quería perder. La era de las máquinas empezaba a ganarle el pulso a los bosques y mares. Nosotros mientras tanto, como si fuésemos los conocidos pececillos de plata que habitan en los libros, recorríamos el mundo debatiéndonos entre salir del libro y quedarnos en alguna de las maravillosas islas llenas de vegetación, montañas y blancas arenas, o por otro lado no perder de vista a nuestro protagonista el Sr. Foog y a sus amigos en su vuelta al Mundo acompañándonos hasta el final, pero estaba claro, pues nuestro pensamiento siempre es positivo, «lo mejor siempre está por llegar» así pues sigamos con la ruta.
En la cubierta del viejo barco mientras las escarpadas montañas de Malacca se iban perdiendo de vista contemplábamos contentos la nueva joya que habíamos adquirido en Singapur, se trataba de la planta suculenta Dischidia nummularia,» con varios nombres comunes como «String of Nickels» «Collar de monedas o de níquel, o Dragón de Jade o planta hormiga» por la relación que tiene con éstas» Las Dischidias son plantas epifitas, es decir que crecen sobre troncos de árboles, aunque no se alimentan de ellos, tan solo los usan de soporte para sus colgantes ramas y raíces que buscan el alimento y agua entre la corteza y oquedades de los arboles. Son conocidas por sus fáciles cuidados y su capacidad para crecer en condiciones de poca luz, lo que las convierte en una opción popular para todos aquellos aficionados a las plantas de interior o terraza, y como le ocurre a muchísimas especies de suculentas, se reproducen estupendamente por esqueje, y así navegando hacia la Conchinchina os deseamos unos muy felices sueños.