Hace varias horas que hemos salido de Asuán en dirección a las costas del Mar Rojo, el atardecer es un buen momento para explorar entre las vaguadas y ramblas resecas algunas de las especies que según las fuentes consultadas es posible encontrar, aunque la información y estudios sobre plantas suculentas en los diferentes ecosistemas de Egipto es escasa y tan sólo hemos localizado dos especies suculentas autóctonas; la Euphorbia venenifica, planta arbustiva perteneciente a la familia de las Euphorbiaceaes con más de 7.500 especies dentro de esta gran familia. Repartidas por todo el mundo podemos encontrar el género de las euphorbias, algunas de ellas son herbáceas anuales y otras tienen enorme porte arboreo, aunque sean muy diferentes todas tienen en común su savia lechosa muy irritante, el grado de toxicidad depende de la especie y algunas tambien para defenderse llegan a estar cubiertas de espinas. Hay muchas de estas especies de euphorbias que se comercializan con fines ornamentales; como por ejemplo la conocida planta de Navidad o la Espina de Cristo (Euphorbia milii).
Nuestra protagonista de Egipto, la Euphorbia venenifica tiene un porte arbustivo y puede llegar hasta los seis metros de altura, es muy ramificada desde la base y tiene unas cortas pero punzantes espinas, entre los coleccionistas de suculentas no es difícil de encontrar en vaguadas y pastizales.
La otra especie que crece en los montes cercanos a la costa del Mar Rojo, Arábigo e incluso Mediterráneo es la Caralluma sinaica, prima de nuestra Caralluma que describimos en el 2° día, pero ésta tiene tallos menos gruesos que conforman un pequeño arbusto leñoso de 15 a 30 cm de color gris.
Seguimos con nuestra calurosa etapa de hoy hasta llegar a las cristalinas y cálidas aguas del Mar Rojo, concretamente a Port Ghalib, desde allí cogeremos un barco para seguir nuestro viaje, pero primero un baño y una buena cena.
Hasta mañana.
