En nuestro periplo por el mundo vamos descubriendo información, sus fuentes y al ir contrastando datos llegamos a la conclusión de que muchos de los caminos elegidos acaban siendo los menos correctos, y ahora que los caminos del calor y la sequía nos transitan de forma cada vez más extrema estamos más convencidos que nuestro camino elegido en el cultivo y venta de cactus y plantas suculentas es el correcto, este es uno de los motivos por el que hemos querido compartir con ustedes este doméstico y accesible «viaje» de investigación.
Dejamos el Cairo y nos dirigimos río arriba, las grandes pirámides nos acompañan durante un buen tramo, poco a poco se van perdiendo en el horizonte, los pensamientos se suceden una y otra vez, volver, claro pero con mucho más tiempo y tranquilidad, sin la presión del reto iniciado.
Los nenúfares proliferan por las orillas, detrás de ellos y cubriendo las riberas los papiros alcanzan los tres metros formando macizos impenetrables, extensos palmerales protegiendo los cultivos cubren el horizonte y la vieja y destartalada barcaza avanza entre las ocres aguas añadiendo unos grados más de monotonía con su viejo ronquido a los 40° del ambiente.
Llegamos a Asuán queríamos contemplar con nuestros propios ojos los grandes templos y valles de reyes y reinas, pero una vez más nos tenemos que conformar y tan sólo admirar la grandiosidad de la presa, teniendo muy claro que bajo sus aguas retenidas se esconde la verdadera riqueza del Nilo, tierras, fangos y piedras con los que cada año la fértil tierra de la desembocadura se nutría, frenaba las olas y alimentaba a medio mediterráneo, ahora el mar reclama su espacio y los agricultores ven como sus tierras se salinizan y la pesca disminuye.
La teoría de Gaia consiste en entender el Planeta Tierra como un organismo con vida propia, con órganos independientes pero interconectados entre sí, dichos órganos podrían ser los bosques, mares, lagos, estepas, selvas, ríos, ect… y las células de esos organismos serían los seres vivos que las componen, los árboles, las aves, los peces, los mamíferos, ect. Las presas y diques de esas envergaduras serían como obstruir una arteria que fluye directa al corazón, puede que los efectos tarden muchos años incluso siglos en verse, pero que los tiene es seguro.